El rápido desarrollo de petróleo y gas no convencional en los Estados Unidos durante los últimos diez años resultó en un aumento significativo de la disponibilidad de etano, una de las materias primas preferidas por la industria petroquímica por su bajo costo y rendimiento en la producción de etileno.
El incremento en la producción y el interés del mercado petroquímico mundial sobre este hidrocarburo dio pie a una gran ola de nuevas inversiones en materia de facilidades de extracción y fraccionamiento de líquidos del gas natural, facilidades de almacenaje y transporte, terminales de exportación e inclusive la construcción de nuevas plantas petroquímicas en la costa del Golfo de México: crackers de etano y poliolefinas.
En Estados Unidos el etano es utilizado de dos formas: para incrementar el poder calorífico del gas natural que se transporta a lo largo de este país, y como materia prima para la industria petroquímica local e internacional. Su exportación a través de ductos para ser utilizado como materia prima petroquímica inició en 2014 y se destinó a las plantas pertenecientes a Nova Chemicals en Sarnia, Canadá. Posteriormente en marzo de 2016, se realizó la primera exportación de este hidrocarburo desde las costas de Estados Unidos, su destino final fue Noruega. El mismo año el etano comenzó a exportarse con destino a las instalaciones de Reliance Industries en la costa oeste de India. Otros países que actualmente importan etano desde Estados Unidos incluyen a China, Reino Unido, Suecia, México y Brasil.
En lo que respecta a la producción de etileno mediante craqueo térmico, el etano presenta una serie de ventajas comparativas con respecto a otras materias primas: un mayor rendimiento, menor cantidad de subproductos junto a un menor grado de ensuciamiento de los equipos en planta, y un costo muy inferior dado a que está asociado al precio del gas natural y no al precio de marcadores internacionales relacionados al petróleo. En los últimos ocho años el precio del etano ha sido en promedio 50% inferior al precio del propano que igualmente es utilizado en la producción de etileno
La disponibilidad de etano y propano en Venezuela impulsó la construcción de dos plantas de etileno con capacidad para producir 635 mil toneladas anuales de este petroquímico. Además de ello, se instalaron varias plantas para la producción de resinas plásticas derivadas del etileno, así como diversos parques industriales de capital privado en su mayoría para la transformación de dichas resinas en productos terminados.
Durante los últimos años de operación las plantas venezolanas procesaron como materia prima una dieta de propano local e importado que en conjunto con la grave situación económica y geopolítica del país generaron un aumento de los costos de producción de etileno, colocándolos a la par de algunas plantas pequeñas y poco eficientes ubicadas en Eurasia y comparables con otras tecnologías de producción utilizadas en China, como son la conversión de carbón a olefinas (CTO) y metanol a olefinas (MTO).
En la actualidad, las plantas de olefinas en Venezuela se mantienen fuera de servicio debido a la disminución drástica de producción de líquidos del gas natural en la región occidental del país y al cese de importaciones de propano tanto por parte de PDVSA como por Pequiven.
Puede pasar mucho tiempo para que la producción venezolana de etano y propano se recupere; en el ínterin el suministro de etano importado a los crackers venezolanos junto a la aplicación de actividades de mantenimiento pudiera representar una opción factible para reactivar la industria petroquímica venezolana y, por consiguiente, la cadena de resinas plásticas aguas abajo altamente reconocida por su potencial multiplicador en la economía de un país.
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